¡Del Lobo al Perrito! El increíble viaje de los perros hasta nuestros corazones

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¿Te imaginas al feroz lobo de hace miles de años mirando con ternura a un humano… y moviendo la cola? Aunque parezca una historia sacada de una película de Disney, lo cierto es que así comenzó la maravillosa amistad entre el ser humano y el perro. Prepárate para un viaje épico por el tiempo, lleno de hocicos fríos, miradas tiernas y muchas patas.

Un encuentro salvajemente casual

Hace unos 20.000 o 30.000 años, cuando los humanos aún vivían en cuevas y se dedicaban a cazar y recolectar, los lobos rondaban los campamentos buscando sobras. Algunos eran más listos (o más perezosos) que otros y se dieron cuenta de que era más fácil conseguir un huesito si no gruñían tanto y ponían cara de “yo no fui”.

Poco a poco, esos lobos menos agresivos se fueron acercando cada vez más. Los humanos, que no eran tontos, notaron que estos peludos podían ser útiles: avisaban si venía algo peligroso, ayudaban a cazar y, por qué no decirlo, daban calorcito en las noches frías. ¡El primer trueque peludo de la historia!

Del aullido al guau

Con el tiempo, esos lobos que vivían cerca de los humanos fueron cambiando. Su comportamiento se volvió más dócil, sus orejas se hicieron más redondeadas, su hocico más corto, ¡y hasta empezaron a mover la cola como si fueran ventiladores! Nacía el perro.

Y aquí viene la parte divertida: los humanos empezaron a seleccionar a los perros por sus habilidades. ¿Corría rápido? “Este será mi compañero de caza”. ¿Tenía buen olfato? “Este me ayuda a encontrar cosas”. ¿Era chiquito y adorable? “Este se va directo al sofá”. Así fue como surgieron las miles de razas que hoy conocemos: desde el enorme gran danés hasta el diminuto chihuahua que cabe en un bolso.

¿Y por qué nos quieren tanto?

La ciencia ha demostrado que cuando miras a los ojos a tu perro, ambos liberan oxitocina, la famosa “hormona del amor”. ¡Es como si te enamoraras cada vez que tu peludo te mira! Por eso, aunque no hablen nuestro idioma, los perros entienden nuestras emociones, nos consuelan cuando estamos tristes y celebran con nosotros cuando estamos felices.

Al parecer, en este contrato milenario entre humanos y perros, firmamos (sin saberlo) un acuerdo de amor incondicional.

El origen del perro es una de las historias más bonitas del planeta: una historia de confianza, adaptación y cariño mutuo. De temibles cazadores nocturnos a dormilones en camas con sábanas de 300 hilos. Los perros no solo han evolucionado: nos han enseñado a ser mejores personas.

Así que la próxima vez que tu perro te mire con esos ojitos tiernos mientras tú intentas comer en paz, recuerda: le debes miles de años de historia, una evolución compartida… y, sí, probablemente ese último pedazo de pollo.

Dan
Danhttps://guiacanvip.com
Periodista experto en investigación y Editor del Diario-Revista GuiaCanVipNews. Apasionado por contar lo que otros callan. Mezcla el rigor del dato con el ritmo de la calle. Donde hay una historia, ahí está tomando notas. Directo, curioso , divertido y con un guiño al lector. Amante y defensor de los animales y el planeta.

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