Expertos alertan sobre el aumento de la frecuencia e intensidad de tormentas debido al cambio climático.
Las tormentas, antes consideradas fenómenos estacionales, están convirtiéndose en amenazas cada vez más graves y frecuentes tanto en España como en el resto del mundo. Lluvias torrenciales, vientos huracanados, granizadas extremas e inundaciones repentinas han pasado a formar parte del paisaje habitual, generando daños millonarios y poniendo en riesgo vidas humanas y ecosistemas.

En los últimos meses, regiones como Cataluña, la Comunidad Valenciana, Andalucía y el norte de España han registrado tormentas atípicas por su intensidad y duración. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), se han superado récords históricos de precipitaciones en cortos periodos de tiempo, lo que dificulta la capacidad de respuesta de infraestructuras y servicios de emergencia.
Este patrón no es exclusivo de España. En todo el planeta, fenómenos similares están ocurriendo con mayor frecuencia. Estados Unidos, Brasil, India, Alemania y otros países han sufrido tormentas devastadoras que, en muchos casos, dejan tras de sí cientos de víctimas, cultivos arrasados y ciudades colapsadas.
Científicos del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) explican que este aumento de intensidad está directamente relacionado con el calentamiento global. «La atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que incrementa la energía disponible para las tormentas. Además, los océanos más calientes también alimentan estos sistemas meteorológicos», señalan.
Organizaciones ambientalistas y expertos en meteorología coinciden en que no se trata de fenómenos aislados, sino de una tendencia que empeorará si no se toman medidas urgentes para frenar el cambio climático. La reducción de emisiones, la adaptación de infraestructuras y una mayor conciencia ciudadana son clave para afrontar lo que ya muchos llaman «la nueva normalidad climática».
Mientras tanto, las previsiones para los próximos años no son alentadoras: más tormentas, más intensas y más impredecibles.
¿Cómo podemos ayudar al planeta?
Aunque la situación es preocupante, todavía estamos a tiempo de actuar. Estas son algunas acciones concretas que cada persona puede llevar a cabo para frenar el avance del cambio climático:
- Reducir el uso del coche y apostar por medios de transporte sostenibles como la bicicleta, el transporte público o el coche eléctrico.
- Disminuir el consumo de carne y productos de origen animal, cuya producción genera grandes emisiones de gases de efecto invernadero.
- Apostar por energías renovables en casa, como la solar o la eólica, y mejorar el aislamiento para ahorrar energía.
- Plantar árboles y proteger los bosques, fundamentales para absorber CO₂ y regular el clima.
- Reciclar, reutilizar y reducir el consumo innecesario. Cada pequeño gesto cuenta.
- Exigir políticas medioambientales más firmes a gobiernos y empresas, apoyando a quienes protegen el planeta.
Las tormentas son solo una de las muchas señales de alerta que nos está dando la naturaleza. Cuidar el planeta no es una opción: es una necesidad urgente.
Si nos ayudamos entre todos podemos conseguir parar el calentamiento global y «Salvar al planeta»
